La historia comienza en Valencia. Zulima despechada porque su esposo, rey moro de Valencia le es infiel, quiere huir con el preso Diego Marsilla, del cual está enamorada. Ella finge llamarse Zoraida, hija de Merván para hablar con Marsilla y contarle el amor de la reina hacia él, pero lo rechaza ya que su corazón pertenecía a Isabel Segura desde la niñez, se amaban de verse. Diego era pobre al contrario que Isabel y él tenía un rival del mismo estatus económico de ella, Rodrigo de Azagra. La boda entre ellos dos fue suspendida y se le dio a Diego seis años y una semana para conseguir un caudal honrado. (El año se cumple justo el día que Diego tiene la conversación con Zulima). En Siria un francés albigense, refugiado, a quien le había salvado la vida, le dejó su herencia la morir y así volviendo a España con fama y fortuna un pirata moro lo apresó y lo trajo a Valencia. Diego al no aceptar el amor de Zulima, ella lo amenaza.
Osmín le promete libertad a Diego si ayuda le ayuda contra los cautivos.
A partir de aquí la historia da lugar en Teruel. Don Pedro Segura vuelve de Monzón, provincia de Huesca, y habla sobre Rodrigo de Azagra que será con quien se case si Diego no aparece antes de que acabe el plazo, ya que queda poco. Isabel entristece por ello, ya que su amado no aparece. Pedro (padre de Isabel) y Martín (padre de Diego) que eran enemigos mantienen una charla y hacen las paces ya que Margarita (esposa de Pedro y madre de Isabel) había ayudado a Martín. Don Pedro lamenta haber dado su palabra a Rodrigo de Azagra.
Margarita y su hija Isabel mantienen una conversación donde la madre intenta convencer a la hija que lo adecuado es que se case con Rodrigo, pero ella no quiere de ninguna manera y al final Margarita cede.
Se presenta Don Rodrigo y habla con Margarita y ella le dice que Isabel no lo quiere, pero Azagra le chantajea ya que tiene en su poder unas cartas que Margarita escribía a Roger de Lizana y si no consiente que se case con su hija se las enseñara a su esposo.
Aparece Zulima disfraza con un traje de noble aragonés y le dice a Isabel, entre otras falacias, que Diego ha muerto. Al enterarse de esto, Isabel se desmaya. Mantiene una conversación con su madre Margarita, ya que no quiere casarse con Don Rodrigo, pero al final después de una larga charla cede. El día de la boda, Isabel recuerda lo que prometió a Diego, suya o muerta. Ella vuelve a decir que no quiere casarse por lo que juró con Marsilla, pero Don Rodrigo le asegura a Isabel libertad en su matrimonio, ya que a él le interesa tener el nombre de casado con ella. Martín dice que su hijo ya no va a ir en el plazo, así que da comienzo a la boda.
Llega Adel e informa a Martín que su hijo estaba vivo, que Zulima disfrazada lo había inventado todo. A Diego le habían atado unos bandoleros a un árbol es un bosque cercano a Teruel.
Estando atado, Zulima le cuenta que su amada Isabel y Don Rodrigo ya estaban casados. Adel va en busca de Zulima. Martín libera a su hijo y le afirma la boda. Diego anuncia venganza.
Don Martín y Don Pedro consideran sobre que van a hacer con Zulima y se preocupan por lo que pueda hacer Diego para vengarse. Teresa le va a informar a Don Pedro que Diego fue a retar a Azagra. Adel le cuenta a Isabel toda la verdad, quien era Zulima y que Diego seguía vivo. Los amantes se reencuentran. Diego la quiere besar, pero Isabel, fiel de su marido, se niega, aunque acepta que le ama y que nunca dejó de hacerlo. Llega gente a casa e Isabel y Diego se esconden en una puerta del fondo. Adel está diciendo que ha matado a Zulima, que el rey moro de Valencia le mandó. Se oye un grito de mujer, era Isabel, que donde estaban escondidos Marsilla había caído muerto de amor. Isabel al verle cae ante el muerta de amor también.